Autoexigencia – Perfección

 

La necesidad de ser perfectos es una forma de control. Una parte de nosotros que se siente herida cree que “Si soy perfecto —lo que quiera que signifique eso para cada uno—, la gente me aceptará, me querrá, me admirará, me aprobará y me prestará atención o me valorará. Entonces me sentiré importante. Siendo perfecto, puedo controlar lo que la gente siente sobre mí”.

La necesidad de controlar los sentimientos de los otros hacia nosotros proviene de nuestra actitud de otorgarle a los demás la responsabilidad de valorarnos. Tenemos la falsa creencia de que si le caemos bien a alguien, entonces somos valiosos, y podremos ser felices. Tratar de ser perfecto cansa, y las buenas sensaciones que proporciona son efímeras.Además, tener que ser perfecto para ganar la aprobación ajena frecuentemente hace que una persona deje de hacer cosas. El miedo a la desaprobación y el fracaso si no somos perfectos puede ser tan grande que nos impide hacer lo que queríamos.Juzgarse a uno mismo y tener una autoexigencia para hacer las cosas “perfectamente” muchas veces nos retrasa, nos paraliza en vez de llevarnos a la creatividad y la productividad. Necesitamos ser nosotros mismos quienes decidamos cuál es nuestro propio valor como personas.Por otra parte, necesitamos dejar de definir nuestro valor en base a cualidades externas y comenzar a valorar nuestras cualidades internas.

Si la evaluación se basa en el rendimiento, siempre estaremos preocupados por los resultados.El trabajo perfecto, la casa perfecta, las ropas perfectas, ¿y qué? ¿Qué representa todo eso? Debería ser más que sólo esto. Nací, morí, y nunca he vivido.A menudo, detrás del escenario, estas pretenciones están encadenadas a alguna forma de adicción: comida, alcohol, limpieza constante, perfección…En esencia, lo que sugerimos en PSI-CENTER es que muchas personas son adictas, en una forma u otra, porque nuestra cultura patriarcal destaca la importancia de la especialización y la perfección.
Impelidos a hacer lo mejor posible en la escuela, en el trabajo, en nuestras relaciones sociales —en cada momento de nuestras vidas—, tratamos de hacer de nosotros una obra de arte. Al trabajar tan duramente para crear nuestra propia perfección, olvidamos que somos seres humanos.“Sé que obtendré el ascenso. Puedo dominar perfectamente el trabajo. Pero si eso es todo lo que puedo esperar, no estoy interesado. Todo es un ascenso hacia la nada. No hago otra cosa que trabajar. Mi vida personal es una basura”.Detrás de las máscaras de estas vidas exitosas muchas veces se esconde la desilusión y el terror.Las obligaciones estrechan la vida hasta que ya no hay vida; quizás existencia, pero no vida.En PSI-CENTER consideramos que la AUTOEXIGENCIA, instala en la vida una nueva ADICCION: ADICCION A LA PERFECCION.